El Alción y el Refugio en el Mar
En una solitaria costa, habitaba un alción, un ave que amaba la serenidad del mar y temía la presunción de los hombres. Deseando alejarse de las amenazas terrestres, decidió construir su nido en la cima de un peñasco emergente en medio del vasto océano. Confiaba en que la soledad de las aguas sería un santuario seguro para sus futuros polluelos.
Cada día, el alción volaba sobre el mar en busca de alimento, dejando su nido a merced de las olas. Pero un día, mientras buscaba comida, una tempestad inesperada se desató. Las olas crecieron con una furia implacable, golpeando el peñasco donde había construido su hogar.
Al regresar, el alción encontró su nido arrasado por las olas, y a sus polluelos perdidos en la inmensidad del mar. Sumido en la desolación, el ave exclamó con un lamento profundo: «¡Ay de mí! Huyendo de los peligros de la tierra, busqué refugio en el mar, creyendo encontrar en él mi salvación, y sin embargo, aquí encontré mi desgracia.»
La fábula del Alción nos enseña una lección vital: Siempre que nos adentremos en lo desconocido, debemos hacerlo con cautela y estar preparados para los imprevistos. No siempre lo desconocido es sinónimo de seguridad, y en ocasiones, el peligro puede residir justo donde menos lo esperamos.