El Asno y la Perrita Faldera

El Asno y la Perrita Faldera

En una granja pintoresca, habitaba un asno diligente y una perrita faldera muy querida por su amo, un granjero bondadoso. El asno, siempre eficiente en su trabajo, llevaba cargas pesadas y servía fielmente al granjero. Por otro lado, la perrita, con sus graciosos saltos y juguetones ladridos, deleitaba al granjero y le hacía compañía.

Un día soleado, mientras el granjero visitaba los establos, la perrita, con su habitual alegría, bailaba alrededor de su amo, moviendo la cola y dando pequeños saltos. El granjero, encantado, le ofreció un sabroso bocado y acarició sus suaves orejas mientras ella descansaba en su regazo.

El asno, observando la escena desde su rincón, sintió un súbito ataque de celos. «¿Por qué no podría yo recibir la misma atención?», pensó. Con un ímpetu poco característico, se liberó de su jáquima y, de manera torpe y cómica, intentó imitar los saltos de la perrita, levantándose sobre sus patas traseras en un intento de baile.

El granjero, sorprendido y divertido al principio, no pudo contener la risa al ver al asno acercarse y tratar de subir a su regazo, poniendo sus grandes patas sobre sus hombros. Pero la situación pronto se volvió caótica. Los empleados del granjero, alarmados por el comportamiento inusual del asno, acudieron con palos y horcas, persuadiendo al asno a regresar a su comportamiento habitual y recordándole que las imitaciones torpes y los celos injustificados no eran bienvenidos.