El Cazador Miedoso y el Leñador

El Cazador Temeroso y el Leñador Valiente

En un bosque donde los secretos se escondían bajo cada hoja y detrás de cada árbol, un cazador, conocido por sus grandilocuentes relatos de valentía, buscaba el rastro de un león legendario. Con el corazón latiendo con la emoción de la caza, se acercó a un leñador que trabajaba cerca y le preguntó si había visto huellas del majestuoso animal.

El leñador, con una sonrisa astuta y conocedora de los secretos del bosque, respondió: «No solo te puedo mostrar las huellas, sino que puedo llevarte al mismísimo león.» Al oír esto, el color abandonó el rostro del cazador, y sus dientes comenzaron a castañetear por el miedo. Rápidamente, tartamudeó: «No, no, solo buscaba las huellas, no al león en sí.»

El leñador, con una mirada penetrante y ligeramente burlona, dijo: «Si tus palabras son valientes, tus actos deberían serlo aún más.» Y así, mientras el cazador se alejaba apresuradamente, el leñador continuó su trabajo, sabiendo que la verdadera valentía reside en la congruencia entre palabras y acciones.

La moraleja nos recuerda la importancia de que nuestras acciones estén en armonía con nuestras palabras, y que la verdadera valentía no se mide solo por lo que decimos, sino por cómo actuamos frente a los desafíos.