El Cerdo y los Carneros
En una granja, un cerdo astuto y un poco travieso decidió un día mezclarse con el rebaño de carneros. Le atraía la idea de compartir su tranquila vida, pastando serenamente en los verdes prados. Así, día tras día, el cerdo se convirtió en uno más del rebaño, imitando a los carneros en todo lo que hacían.
Un día, el pastor del rebaño capturó al cerdo para llevarlo al mercado. El cerdo, asustado y sorprendido, comenzó a gruñir y forcejear con todas sus fuerzas, tratando de escapar. Los carneros, sorprendidos por su reacción, le regañaron por su comportamiento ruidoso y desordenado.
«Nosotros también somos atrapados por el pastor con frecuencia, pero nunca hacemos tanto escándalo», le reprocharon los carneros con aire de superioridad.
El cerdo, jadeante y aún luchando, les respondió: «Pero hay una gran diferencia entre ustedes y yo. A ustedes les echa mano para cortarles la lana, que les vuelve a crecer. Pero a mí, me capturan por mi carne, y eso, amigos míos, no tiene retorno.»