El Ciervo y el Cervatillo
En un bosque frondoso, un joven cervatillo observaba con curiosidad a su padre, un ciervo de gran porte y majestuosos cuernos. Un día, mientras paseaban tranquilamente, el cervatillo, intrigado por una duda que le rondaba la mente, preguntó: «Padre, eres grande y veloz, tus cuernos son poderosos y capaces de enfrentar cualquier peligro. ¿Por qué entonces corres y te escondes cada vez que oyes ladrar a los perros?»
El ciervo, con una sonrisa y una mirada que reflejaba la experiencia de muchos años, respondió a su hijo: «Tienes razón, hijo mío. Por naturaleza, soy más grande y podría defenderme, pero hay algo dentro de mí que me impulsa a huir al escuchar un ladrido. Es un temor instintivo que no puedo controlar, y a pesar de mi tamaño y fuerza, me hace correr.»
El cervatillo escuchó atentamente, comprendiendo que a veces, ni la fuerza física ni la lógica pueden superar los temores arraigados en lo más profundo del ser.
La fábula del ciervo y el cervatillo nos enseña sobre la naturaleza del miedo y cómo, independientemente de las capacidades o razones objetivas, los temores irracionales pueden dominar nuestro comportamiento. Nos recuerda que hay aspectos en la naturaleza de cada ser que son difíciles de cambiar, incluso cuando parecen no tener fundamento.