El León y el Ciervo

El León y el Ciervo

En lo profundo de un frondoso bosque, donde los sonidos de la naturaleza reinaban, un león, por razones desconocidas, se encontraba en un estado de furia desmedida. Rugía y gritaba, enviando ondas de miedo a través de los árboles y despertando la alarma en todos los habitantes del bosque.

Un ciervo, observando desde una distancia segura, contempló la escena con preocupación. Con voz temblorosa, pero llena de entendimiento, comentó a sus compañeros: «¡Desdichados de nosotros, los demás animales del bosque! Si ya era insoportable lidiar con el león en sus momentos de calma, ¿qué atrocidades no será capaz de cometer en este estado de ira descontrolada?»

El ciervo continuó, dirigiéndose a los animales reunidos: «Debemos ser extremadamente cuidadosos y no poner nunca en posición de poder a aquellos propensos a la ira y al daño. Si sin motivo aparente ya son una amenaza, su potencial para causar daño aumenta exponencialmente cuando algo los perturba o enfada.»

La sabiduría del ciervo resonó entre los animales del bosque, sirviendo como un recordatorio de la importancia de elegir sabiamente a quienes se les da poder y autoridad. La ira descontrolada y la tendencia al daño pueden convertirse en una fuerza destructiva, especialmente cuando se combinan con el poder.