El León y el Delfín

El León y el Delfín

En una playa bañada por el sol, un león majestuoso, rey de las tierras, paseaba contemplando el vasto océano. Allí, divisó a un delfín que asomaba su cabeza fuera del agua, brillando bajo los rayos dorados del sol. Con un pensamiento estratégico en mente, el león se acercó al borde del agua y propuso una alianza al delfín. «Nos convendría unir fuerzas, siendo tú el soberano de los seres del mar y yo el de los terrestres», dijo con voz persuasiva.

El delfín, encantado con la idea de una poderosa alianza, aceptó con entusiasmo. No pasó mucho tiempo antes de que el león, envuelto en una feroz guerra contra un loro salvaje, llamara al delfín para que le prestara ayuda en la batalla.

Con la intención de cumplir su parte del trato, el delfín intentó desesperadamente salir del agua para unirse al león en la lucha. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, se encontró incapaz de abandonar su elemento acuático. Frustrado y decepcionado, el león acusó al delfín de traidor.

El delfín, desde el borde del agua, respondió con una voz llena de pesar: «No soy yo a quien debes culpar, noble león, sino a la Naturaleza misma. Ella me creó para vivir en el agua y no me permite caminar en la tierra.»

Así, el león comprendió la lección: al buscar aliados, es esencial asegurarse de que estén realmente capacitados para cumplir con lo pactado. Una alianza, por poderosa que sea en teoría, es inútil si no se pueden unir las fortalezas de cada parte en la práctica.