El León y el Ratón

El León y el Ratón

En la densa y frondosa selva, un león, el rey de las bestias, descansaba bajo la sombra de un árbol. Mientras dormía plácidamente, un pequeño ratón, despreocupado y juguetón, empezó a corretear sobre su cuerpo. El león, despertado por los movimientos del ratón, lo atrapó con rapidez entre sus potentes garras. Aterrado y temblando, el ratón suplicó por su vida, prometiendo al león que, si lo perdonaba, le devolvería el favor cuando fuese necesario. El león, entretenido por la idea de que un ser tan diminuto pudiera serle de ayuda alguna vez, soltó al ratón entre risas.

Unos días más tarde, el destino del león cambió drásticamente. Cazadores lo capturaron y lo ataron fuertemente con cuerdas a un árbol. El león rugía y luchaba por liberarse, pero era en vano. Por casualidad, el ratón que había salvado pasó por ahí y escuchó los lamentos del león. Sin dudarlo, se apresuró a ayudar. Con sus afilados dientes, el ratón comenzó a roer la cuerda, trabajando incansablemente hasta que finalmente liberó al león.

Una vez libre, el león miró al ratón con gratitud y sorpresa. El ratón, con una mezcla de orgullo y humildad, dijo: «Días atrás te burlaste de mí, pensando que nunca podría ayudarte. Ahora debes saber que incluso los pequeños ratones somos agradecidos y cumplimos nuestras promesas.»

La fábula del león y el ratón se convirtió en una lección atemporal para todos en la selva: nunca subestimes el valor de una promesa, por humilde que sea quien la hace. Incluso los más pequeños y aparentemente insignificantes pueden tener el poder de cambiar el curso de los acontecimientos.