El Milano que Quiso Relinchar
En un tiempo remoto, el milano, un ave conocida por su vuelo majestuoso, poseía una voz única y penetrante. Esta voz era su orgullo, y con ella llamaba la atención de todas las criaturas del bosque.
Un día, mientras volaba alto en el cielo, el milano escuchó el potente relincho de un caballo. Maravillado por ese sonido robusto y vigoroso, decidió que él también quería relinchar así. Convencido de que podía imitar cualquier sonido, el milano comenzó a practicar.
Se esforzó día y noche, tratando de producir el mismo tono fuerte y claro del caballo. Sin embargo, por más que lo intentaba, su voz se debilitaba y distorsionaba. No lograba capturar la esencia del relincho, y su propia voz comenzó a desvanecerse.
Con el tiempo, el milano perdió completamente su voz natural. Ya no podía emitir su canto distintivo ni tampoco imitar el relincho del caballo. Su voz se convirtió en un graznido débil y sin carácter.
El milano, desconsolado, comprendió que en su afán por imitar a otros, había perdido su propia identidad. Ya no era el ave con la voz penetrante que una vez fue, ni tampoco podía relinchar como el caballo que tanto admiraba.
La fábula «El Milano que Quiso Relinchar» nos enseña una valiosa lección sobre la importancia de valorar nuestras propias habilidades y no envidiar las de los demás. Nos recuerda que al intentar imitar las cualidades ajenas sin tener la preparación adecuada, podemos perder lo que nos hace únicos y especiales.