El Milano y la Gaviota
En la costa bañada por el sol, una gaviota se deslizaba ágilmente por el aire, sus ojos brillaban al ver un pez grande y reluciente cerca de la orilla. Con una confianza desmedida en sus habilidades, la gaviota se lanzó rápidamente y atrapó al pez en su pico. Pero el pez era demasiado grande para su garganta.
Luchando por tragar su presa, la gaviota se debatía en el aire, pero su ambición había sobrepasado sus límites. Incapaz de manejar la situación, la gaviota cayó al suelo, el pez aún atascado en su garganta. Sus esfuerzos por liberarse fueron en vano; en poco tiempo, la gaviota yacía inmóvil en la arena.
Un milano, volando alto, observó la escena desde el cielo y descendió para examinar lo ocurrido. Al ver a la gaviota muerta junto al pez, comentó: «Tienes tu merecido, porque sabiendo de tu capacidad, abusaste de lo que te estaba permitido.»
La fábula «El Milano y la Gaviota» nos enseña una lección valiosa sobre la importancia de conocer y respetar nuestras propias limitaciones. Nos recuerda que, aunque la ambición puede ser un motor poderoso, debemos ser conscientes de nuestras capacidades y no intentar sobrepasarlas sin la preparación adecuada.