El Ratón Campesino y el Ratón Cortesano
En el tranquilo mundo de los ratones, vivía un humilde ratón campesino en su sencillo hogar en el campo. Tenía un amigo, un ratón cortesano, acostumbrado a la opulencia de la vida en la corte. Un día, el ratón campesino invitó a su amigo a compartir su modesta comida de trigo y hierbas silvestres.
El ratón cortesano, acostumbrado a manjares más refinados, le propuso al ratón campesino: «Mi querido amigo, tu vida es demasiado austera. Ven conmigo a la ciudad, y te mostraré cómo se disfruta de las verdaderas delicias».
Llenos de expectativas, se dirigieron a la corte, donde el ratón cortesano presentó un banquete de trigo, legumbres, higos, queso, frutas y miel. El ratón campesino quedó maravillado ante tal abundancia y comenzó a lamentar su suerte en el campo.
Justo cuando se disponían a disfrutar del festín, se abrió repentinamente la puerta y un humano entró en la habitación. Aterrorizados, los dos ratones se escondieron rápidamente en un agujero. Cada vez que intentaban regresar al banquete, eran interrumpidos por la presencia de humanos, lo que los obligaba a esconderse de nuevo.
Finalmente, el ratón campesino, harto de miedo y congoja, se despidió de su amigo cortesano: «Adiós, amigo mío. Veo que tienes un festín a tu disposición, pero tu vida está llena de peligros y temores constantes. Prefiero mi vida sencilla en el campo, con menos lujos, pero con paz y sin miedo».
La fábula «El Ratón Campesino y el Ratón Cortesano» nos enseña que a menudo lo que parece ser una vida de lujos y comodidades puede venir acompañada de riesgos y preocupaciones. Nos recuerda valorar la sencillez y la tranquilidad, incluso si esto significa renunciar a ciertas comodidades y riquezas.