La Alondra Moñuda

La Alondra Moñuda

En los campos dorados de trigo, una alondra moñuda de plumaje singular revoloteaba alegremente entre las espigas. Su vida era simple, alimentándose de los granos que caían al suelo. Un día, mientras picoteaba, no se percató de una trampa escondida entre el trigo. Al caer en ella, sus alas batieron frenéticamente, pero fue en vano.

Con un suspiro de resignación, la alondra moñuda reflexionó en voz alta: «¡Oh, desafortunada alondra! No has robado tesoros ni riquezas, no has causado daño a nadie, pero ahora, por un insignificante grano de trigo, enfrentas tu final. ¿Valió la pena arriesgar tanto por tan poco?»

Mientras aguardaba su destino, pensaba en las ironías de la vida y cómo a veces, lo que parece ser un pequeño e inofensivo acto puede tener consecuencias desproporcionadas. Su canto melancólico resonaba entre las espigas, como un recordatorio de la prudencia.