La Cabra y el Asno
En una granja, una cabra y un asno compartían el establo. La cabra, siempre inquieta y observadora, notó que el asno recibía más atención y una ración de comida que le parecía más generosa. Consumida por la envidia, comenzó a idear un plan para mejorar su situación.
Un día, la cabra se acercó al asno y le sugirió: «Veo lo duro que trabajas cada día, tirando de la noria y cargando pesados fardos. ¿Por qué no simulas una enfermedad? Así podrás descansar y recibir mejor trato.»
El asno, confiando en la cabra, decidió seguir su consejo. Se dejó caer en un foso, fingiendo un grave accidente. El amo, preocupado por su asno, llamó rápidamente al veterinario, quien, tras examinar al animal, recomendó una infusión hecha con el pulmón de una cabra, asegurando que era el remedio más efectivo para recuperar su vigor.
El amo, deseoso de curar a su asno, no dudó en sacrificar a la cabra para obtener el pulmón necesario para el tratamiento. Así, la cabra, que había ideado el plan en busca de beneficio propio, terminó siendo la víctima de su propia malicia.
La fábula «La Cabra y el Asno» nos enseña una lección sobre las consecuencias de la envidia y la maldad. Nos recuerda que los planes malintencionados a menudo pueden volverse contra quienes los idean, y que es importante actuar con integridad y buena fe en lugar de dejarse llevar por la envidia o la astucia.