La Cabra y el Cabrero

En las colinas de un pequeño pueblo, un cabrero llamaba a sus cabras al atardecer para regresarlas al establo. Entre ellas, había una cabra particularmente inquieta y curiosa que siempre se detenía en los pastos más verdes y suculentos. Una tarde, mientras las demás cabras seguían obedientemente al cabrero, esta cabra se desvió hacia un campo lleno de hierba fresca.

Impaciente y deseoso de apresurarla, el cabrero tomó una piedra y la lanzó hacia la cabra, esperando asustarla y hacer que se moviera. Sin embargo, su tiro fue desafortunado y golpeó el cuerno de la cabra, rompiéndolo.

Alarmado por lo que había hecho y temiendo las consecuencias, el cabrero se acercó a la cabra y le suplicó: «Por favor, no le digas a nuestro patrón lo que ha sucedido. Haré lo que sea para compensarte, pero mantén este incidente en secreto.»

La cabra, dolorida y sorprendida, le respondió: «¿Cómo esperas que oculte lo ocurrido? Este cuerno roto es evidencia clara de tu acción. No hay palabras que puedan esconder lo que los hechos ya han revelado.»

La fábula de «La Cabra y el Cabrero» nos enseña una valiosa lección sobre la honestidad y la responsabilidad. Destaca que no podemos ocultar ni negar las consecuencias de nuestros actos, especialmente cuando son claramente visibles. Además, nos recuerda que debemos enfrentar las repercusiones de nuestras acciones en lugar de intentar esconderlas o mentir sobre ellas.