La Cierva y la Viña

La Cierva y la Viña

En medio de un frenético escape de un grupo de cazadores, una cierva exhausta encontró refugio en una frondosa viña. Las ramas cargadas de hojas y uvas ofrecían un escondite perfecto, y por un momento, la cierva sintió que había escapado del peligro inminente.

Conforme los cazadores se acercaban, la cierva, aliviada por haber encontrado un lugar seguro, comenzó a mordisquear las hojas de la viña que la ocultaba. Cada bocado hacía temblar las ramas, atrayendo sin saberlo la atención de los cazadores.

Los hombres, alertados por el movimiento inusual en la viña, sospecharon de la presencia de un animal. Con cuidado y precisión, dispararon sus flechas hacia el follaje, hiriendo mortalmente a la cierva.

En sus últimos momentos, la cierva lamentó su destino con una triste realización: «¡Me lo he merecido! En mi ingratitud, dañé a quien me ofreció refugio y protección. He traicionado la bondad de la viña que me salvaba.»

La fábula de la cierva y la viña nos enseña una lección valiosa sobre la gratitud y el respeto hacia aquellos que nos ayudan. Nos recuerda que nunca debemos dañar o tomar por sentado a quienes nos extienden una mano en tiempos de necesidad.