La Corneja y el Cuervo

La Corneja y el Cuervo

En un bosque habitaban una corneja y varios cuervos, estos últimos conocidos por su habilidad para dar presagios y predecir el futuro, lo cual les había ganado el respeto y la admiración de los humanos. La corneja, sintiendo celos de esta distinción, decidió que también quería ser considerada un ave de presagios.

Un día, al ver un grupo de viajeros acercándose, la corneja ejecutó su plan. Se posó en la rama de un árbol y comenzó a emitir fuertes y espantosos gritos, con la esperanza de que los viajeros interpretaran sus chillidos como señales proféticas. Sin embargo, su intento de imitar a los cuervos resultó en una cacofonía estridente que solo logró confundir y alarmar a los viajeros.

Uno de los viajeros, más conocedor de las aves y sus costumbres, tranquilizó a sus compañeros al identificar al pájaro: «Eh, amigos, tranquilos; esa ave es solamente una corneja. Sus gritos no son presagios, solo son ruido.»

La fábula de la corneja y el cuervo se convierte en una lección sobre la vanidad y el reconocimiento de nuestras propias capacidades. Nos enseña que intentar rivalizar vanidosamente con aquellos que están más preparados o dotados no solo nos impide igualarles, sino que también puede llevarnos a quedar en ridículo.