La Corneja y los Pichones
En una soleada tarde, una corneja observaba desde la distancia un palomar lleno de pichones bien alimentados. Ansiando compartir su comida y su confortable hogar, ideó un plan astuto. Se blanqueó las plumas para parecerse a los pichones y, una vez disfrazada, se infiltró entre ellos.
Al principio, los pichones, engañados por la apariencia de la corneja, la aceptaron como una más de su grupo. Todo parecía ir según lo planeado por la corneja, hasta que, un día, olvidando mantener su fachada, emitió un grito característico de su especie. Al oír este sonido extraño, los pichones se dieron cuenta del engaño y, sin dudarlo, expulsaron a la corneja de su nido.
Desilusionada y hambrienta, la corneja regresó a buscar a sus semejantes, esperando ser acogida de nuevo. Sin embargo, al haber perdido su color natural, las otras cornejas no la reconocieron y la rechazaron también. En su intento por disfrutar de dos mundos diferentes, la corneja terminó siendo rechazada por ambos.
La fábula de la corneja y los pichones se convierte en una lección sobre la avaricia y la importancia de estar satisfechos con lo que tenemos. Nos enseña que el intento de obtener lo ajeno de manera deshonesta no solo nos impide disfrutar de lo que ya poseemos, sino que también puede llevar a perderlo todo.