Los Árboles en Busca de un Rey
En un bosque frondoso y antiguo, los árboles, hartos del caos y la desunión, decidieron elegir un rey que los liderara y organizara. Con gran solemnidad, se acercaron al olivo, cuyas ramas generosas se extendían hacia el cielo y el suelo por igual. «Ólivo», dijeron, «eres sabio y provees aceite precioso. ¿Nos honrarías gobernándonos?»
Pero el olivo, meciendo sus hojas al viento, respondió con humildad: «Mi propósito es dar aceite, que brinda luz y sabor. No puedo abandonar mi esencia para gobernar entre vosotros.»
Los árboles entonces buscaron a la higuera, cuyos frutos dulces colgaban en abundancia. «Higuera, tus dulces frutos nos deleitan. Ven y sé nuestra reina.» Pero la higuera, con voz suave, declinó: «Mi felicidad reside en endulzar la vida de los demás. No puedo renunciar a ella por un trono.»
Finalmente, los árboles se acercaron al espino, un arbusto espinoso y robusto. «Espino, ven y reina sobre nosotros», solicitaron con esperanza. El espino, con sus ramas llenas de púas, respondió: «Si realmente desean que sea su rey, refúgiense bajo mi sombra. Pero si se niegan, entonces que mi fuego consuma incluso a los majestuosos cedros del Líbano.»