Los Perros Hambrientos

Los Perros Hambrientos

En un caluroso día de verano, un grupo de perros hambrientos vagaba en busca de alimento. Su búsqueda los llevó a un arroyo, donde, para su sorpresa, encontraron unas pieles de animales sumergidas en el agua, puestas allí para ser limpiadas. Las pieles, visibles pero inalcanzables debido al agua, parecían una tentadora recompensa para su hambre.

Debatieron entre ellos cómo podrían alcanzar este inesperado manjar. Uno de los perros, más astuto, propuso un plan: si bebían toda el agua del arroyo, podrían llegar fácilmente a las pieles. Entusiasmados por la idea y cegados por el hambre, comenzaron a beber sin descanso.

Sin embargo, en su afán por alcanzar las pieles, los perros no midieron las consecuencias de su estrategia. Bebieron tanto que, uno tras otro, sus estómagos se llenaron hasta el punto de reventar, y ninguno sobrevivió para disfrutar de las pieles que tanto anhelaban.

La fábula de «Los Perros Hambrientos» se convirtió en una advertencia sobre la prudencia y el peligro de buscar soluciones rápidas sin considerar los riesgos. Nos enseña que no siempre los caminos más directos y aparentemente fáciles son los más seguros o los más sabios, especialmente cuando se ignoran las consecuencias potenciales.